viernes, 24 de octubre de 2014

Pequeños errores, Grandes males

Aunque en sí estén llenos de excepciones, las copias o traslados de documentos a menudo se han visto manipulados, acortando o añadiendo lo que más convenía o interesaba a sus beneficiarios, bien por deterioro, catástrofes, saqueos o incendios en algunos casos sospechosamente provocados, se perdieron valiosos originales que al ser rehechos dejaban a los interesados suculentos beneficios por contenidos que no figuraban en los originales.
Cuando no, tras las mencionadas circunstancias o cualquier otra, se inventaban falsos privilegios basados en la lógica de que pudieron haber existido.
En otros, por el  paso del tiempo, el poco rigor o desconocimiento peculiar de lo tratado, los copistas cometían pequeños errores, capaces de causar daños significativos.
Entre estos últimos, se encuentra uno sobre el deslinde de Galisteo, encuadrado en el de las cinco villas que recibió Fernando de la Cerda en 1268.
El documento en sí es manejado por infinidad de prestigiosos historiadores, fue trasladado por el escribano del Ayuntamiento de Galisteo el 17 de Diciembre de 1594 y goza de cierta popularidad por haber sido insertado en las ordenanzas de la villa de Galisteo, a su vez el citado traslado procedía de otro sacado en 1335. Como es sabido, Pozuelo abandonó la encomienda de san Juan de Mascoras, (Orden de Alcántara) y se anexiono al señorío de Galisteo, el propio deslinde deja claro, que Pozuelo no pertenecía al señorío, en la parte norte, indica que Galisteo dividía sus términos con Pozuelo, Villanueva y Santa Cruz, algo que realmente era imposible, el propio Pozuelo y Santa Cruz se interponían entre Villanueva y Galisteo.
Sin duda se trata de un error no intencionado cometido por el escribano de Galisteo, en 1594, merced a la famosa sentencia del pleito del Zanco 1591, el terreno ganado por Pozuelo en dicho pleito hacia posible que el señorío de Galisteo lindase con Villanueva, pero el documento trasladado no trataba de una nueva demarcación, si no de la antigua y al ilustre escribano que sin duda intervendría en el Zanco, se le fue la mano tras el, dejando clara huella de la poca fiabilidad de los traslados.

En este caso la alteración no contribuyo a bienes ni ganancias territoriales ni de otra índole, pero no siempre fue así, no muy lejos quedaba el pleito del Zanco en el que interpretaciones y dudosos traslados nos privaron de un cuantioso y fértil terreno que en aquellos tiempos daba exquisitos dividendos.

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