viernes, 10 de septiembre de 2021

Jota Popular de la Alta Extremadura

        Posible origen y popularización tradicional, de una Jota.
O como una Jota se hizo popular

 Jota interpretada con acordeón, autor desconocido

 
                                     Izquierda, Piro de Coria. Derecha, Juanito el de la Torre
  Tratar de conocer el origen de una jota popular, es una ardua tarea que, no siempre llega a buen puerto, y más tratándose de una pieza que en ciertas localidades la han adoptado como propia, la jota en cuestión, es conocida por toda la alta Extremadura, y muy popular en Villa del Campo, son pocos los Campusos que entre mediado y terciado el pasado siglo, al son de la Acordeón, no la hayan bailado.

 Habitualmente, este tipo de piezas que se convierten en populares, suelen ser transmitidas oralmente de generación en generación, y comúnmente se adaptan a instrumentos al uso en los nuevos tiempos, en este caso, al menos en la citada zona, es al revés, la Jota parte de una conocida partitura, y mediante una peculiar academia de Acordeonistas se extiende hasta hacerse popular, posteriormente es interpretada con instrumentos más antiguos como la flauta y tamboril.

 La similitud de la citada Jota, con la Aragonesa de Pablo Sarasate, Op. 27. (sobre todo en su versión de piano y violín, para los cuales fue concebida) es tal, que resulta verosímil que proceda de una adaptación de ella.

 Sí bien es cierto, que dada su popularidad, y su arquetípica composición, el paso del tiempo ha dado a la citada adaptación de dicha jota, un cierto sabor añejo, y que en algunas partes la  han tomado como suya, no es menos cierto que dentro de los sones tradiciones, no se encuentra recogida.

 De todos es conocido que en torno a 1940, García Matos, realizó una exhaustiva recopilación de bailes y canciones de toda la comarca, y que el trabajo de campo fue publicado en la "Lírica Popular de la Alta Extremadura" y el "Cancionero Popular de la Provincia de Cáceres” de haber sido una pieza popular, en aquellos desgarradores años 40, como lo fue décadas más tarde, no hay duda que Matos la hubiera recogido. Tampoco se tiene constancias de que esté recogida en los posteriores concursos o misiones del CSIC, realizados en 1950, ni en el Fondo Musical Tradicional de dicho centro.

 Considerando las infinitas probabilidades, de que la jota proceda de la de Sarasate, restaría conocer quien pudo introducirla en la zona, y en esto, todas las papeletas van para la urna de Juan Camisón.

 Juan Camisón, más conocido como “Juanito el de la Torre”, era un afamado acordeonista que durante décadas actuó en todos los bailes y saraos del norte de Cáceres, traspasando la Transierra Leonesa y la raya Portuguesa.

 Juan Camisón, había nacido en 1922 (Epinac-les-Mines, Francia), donde su padre, trabajaba como minero, al poco la familia se trasladó al número 13 de la Rue des Grandes Murailles, del entonces populoso barrio de Auvervilliers, París, donde pasaría su niñez, mientras su padre se ocupaba, de la platería en el Hotel Bristol de París. 


Padres y hermana de Juanito                                                      Primera comunión de Juanito

 Con tan solo 8 años es instruido por el Profesor italiano M. Luiggi en el arte de la música: Branhs, Litz, Shubert, etc. Más tarde fue el francés M. Ferrero quien lo encamino hacia las melodías populares centroeuropeas, emprendiendo con ello los valses-musettes, las polonesas, las polkas y las javas parisinas tan en boga en la capital del Sena. Eran tiempos en que en Montmartre y en Pigalle sonaba musique-canaille y en los bailes populares se escuchaba la incomparable voz de Edith Piaff.

 Para que la música de Juan Camisón sonase tan desgarradora o más que la música francesa, su padre le trajo de Italia un acordeón afinado en brillante que reproducía los sonidos más nítidos que los acordeones franceses.

 Se trataba de una RANCO GUGLIELMO. VERCELLI. Y con dicha acordeón empezó todo. 

La archifamosa acordeón de "Juanito el de la Torre"
 Viendo actuar a la que más tarde seria la gran Yvette Horner, Juan Camisón se decidió por el teclado de botones, pues veía en los dedos de ella y en su manera de interpretar, unas posibilidades de ejecución que no le daba el teclado de piano, en este, la distancia entre notas es más larga y los dedos tardan más en llegar a ellas, y así fue, (el solía decir que con las teclas de piano, jamás hubiera podido hacer las florituras que hacia con la de botones).

 En aquel bullicioso y acogedor Paris, aprendió a tocar Juan Camisón, y tocó por la Villette, la Cour Neuve, Saint Denis, Saint-Ouen...

 Ante el imparable ascenso de Hitler en Alemania y el peligro que ello suponía residir en Francia, la familia se traslado a la tierra de sus padres, Torre de Don Miguel, en la provincia de Cáceres.

 Su paso por la frontera irunesa coincide con algún altercado y son retenidos. La policía de Aduana quiere incautarles el enorme acordeón que llevan consigo, no aceptan que la pueda tocar un chico de catorce años que no se separa de ella ni un minuto. Finalmente hacen que la toque y quedan asombrados ante su virtuosismo.

 Aquella noche no pudieron proseguir el viaje, los guardias aduaneros se lo llevaron a que tocase una y otra vez en los garitos de Irún, de San Sebastián, de Pasajes...

 Volvió ya bien entrado el día con los bolsillos llenos de perras. Esto ocurría a comienzos del verano del 1936, su padre estaba entusiasmado sin sospechar que acababan de salir de la ratonera de la Segunda Guerra Mundial para meterse de lleno en la no menos beligerante de la Guerra Civil Española.

 Ya, en Torre de Don Miguel, sobrevivieron al conflicto como pudieron, sus padre como obrero, su madre y hermana haciendo jerséis para  militares de la contienda y él tocando para ambos bandos en las tabernas del pueblo, a peseta el baile. La notoriedad no se hizo esperar.

Típica estampa en los pueblos del norte de Cáceres
  A "Juanito el de la Torre", como se le conocía en los alrededores, lo llamaban de los pueblos cercanos, su fama crecía y como ya se ha dicho, se adentraba también en de los de Salamanca y en los Portugueses cercanos a la raya. Tocaba en todo tipo de festejos: bodas, bailes, fiestas de quintos, de carnaval, mayordomías de santos...

 En 1945, con 23 años, vuelve a San Sebastián, donde permanece dos años, alternando su residencia entre San Sebastián, Lesaka y Pamplona, tocando en los bares de la Parte Vieja de San Sebastián y de Pamplona. En el País Vasco, contacta con los acordeonistas de la casa Larrinaga que lo nombran el mejor acordeonista de España. Allí lo llamaban: "Juanito el Extremeño", y era conocido por todos los acordeonistas de la zona. Para ellos, que tocaban primordialmente acordeones diatónicos, era una novedad el acordeón cromático y la forma de tocarlo de "Juanito el Extremeño".

 Tanto por los conocimientos adquiridos en las academias Francesas, de maestros Italianos y Franceses, como los obtenidos por sus propias experiencias personales, dan sobrados conocimientos a Juan Camisón, para componer, arreglar o adaptar piezas musicales, algunas de las jotas que hoy se tararean o interpretan, grupos folklóricos de reconocido renombre, son suyas, compuestas o arregladas por él, piezas que nunca reclamo, ni hizo suyas, su afán de enriquecer el patrimonio musical de la región fue totalmente desinteresado.

 Precisamente es ahí donde radica el verdadero espíritu del folklorista, en producir para el anonimato y dejarlo que el pueblo se apodere de ello y lo haga suyo.   

 En su trayectoria musical, conoció (y a veces actuó, para alguno de ellos) a Antonio Bienvenida, a Mercedes Vecino, a Lola Flores, a Manolo Caracol, a Tony Leblanc, a Mario Moreno Cantinflas, y a la acordeonista Cacereña, María Jesús, la de los Pajaritos, de cuyo padre era íntimo amigo.

 En sus correrías musicales por el ya citado norte de Cáceres, sur de Salamanca y lugares allende la frontera portuguesa, tuvo por compañero a otro gran acordeonista, Piro de Coria, con el que aparece tocando en alguna fotografía de la época, de todas las comarcas y pueblos que recorrió, supo recoger la esencia de su rico folklore: (no hay que olvidar que con 23 años se traslado al norte de España, donde permaneció dos años, alternando su residencia entre San Sebastián y Pamplona. Precisamente, Pamplona es la  cuna de Pablo Sarasate, autor de la Jota Aragonesa Op. 27, y que por aquellas tierras se relaciono con los acordeonistas de la casa “Larrinaga” que lo nombran el mejor acordeonista de España, y que en dicha estancia pudieron llegarles aires de la citada jota), jotas, rondas de quintos, cantos de boda, charradas, pasacalles carnavalescos, cantos de matanza se fueron incorporando a su repertorio francés, hasta hacerlos casi propios por el aire especial y la particular modulación rítmica y tonal que supo imprimir a sus interpretaciones. 

Siempre bien rodeado
 Durante años amenizó los festejos de Mirabel, Pozuelo de Zarzón y  Cilleros, y no fueron pocos los pueblos cacereños que tuvieron la suerte de escuchar sus ricas interpretaciones y bailar al son de su primorosa acordeón: Acebo, Aceituna, Ahigal, Baños de Montemayor, Bohonal de Ibor,  Cadalso, Calzadilla, Caminomorisco, Cañamero, Cañaveral, Carcaboso, Casar de Palomero, Casares de las Hurdes, Casas de Don Gómez, Casas de Millán, Casas del Castañar, Casas del Monte, Casillas de Coria, Castañar de Ibor, Cerezo, Coria, Cuacos de Yuste, Descargamaría, Eljas, El Bronco, Galisteo, Gata, Grimaldo, Guijo de Coria, Guijo de Galisteo, Guijo de Granadilla, Hernán Pérez, Hoyos, Huélaga, La Moheda, La Pesga, Ladrillar, Las Mestas, Malpartida de Plasencia, Mohedas, Montehermoso, Moraleja, Navalmoral de la Mata, Nuñomoral Plasencia, Portaje, Puebla de Argeme, Riolobos, Robledillo de Gata, San Martín de Trevejo, Santa Cruz de Paniagua, Santibáñez el Alto, Santibáñez el Bajo, Oliva de Plasencia, Ovejuela, Palomero, Perales del Puerto, Pinofranqueado, Torre de Don Miguel, Torrecilla de los Ángeles, Torrejoncillo, Valdecañas de Tajo, Valdeobispo, Valencia de Alcántara, Valverde del Fresno, Villa del Campo, Villamiel, Villanueva de la Sierra, Villar de Plasencia, Villasbuenas de Gata...

  Su acordeón se escuchaba, en los salmantinos pueblos como Grimaldo, El Bodón, Sahúgo, El Payo, Peñaparda, Robleda, Navasfrías, Villasrubias, Vitigudino; o los abulenses, Arévalo y Valdecasas, en los garitos de la Calle San Juan de Badajoz, en los fronterizos pueblos portugueses, Elvas, Vilar Formoso, o Guarda, de donde se lo llevaron a tocar en el Chiado lisboeta, de donde sólo las preocupaciones de su padre hicieron que volviera de allí; todo ello en una época en la que apenas si había carreteras abiertas para comunicar los lugares, por lo que la mayoría de los viajes había que hacerlos a caballo. Toda una odisea.

"Juanito el de la Torre" y su esposa
La admiración por aquella manera de tocar afrancesada, con un arrastramiento hasta entonces nunca escuchado en aquellas tierras cacereñas, con un sentimiento inaudito, con floreados y fraseados imposibles, con arpegios y un acompañamiento de bajos espectaculares, comenzó a crecer hasta generar en la cabeza de no pocos, el deseo de ser acordeonista como "Juanito el de la Torre". 

 Ya casado con Esperanza Fernández, abrió una academia en Torre de Don Miguel. Y a hasta allí comenzaron a acudir jóvenes muchachos (y alguna que otra chica) y otros no tan jóvenes que quisieron aprender su arte de acordeonista. De Gata enseñó a Angelito, el hijo de Mauricio, a su hermano chico, a José Solís, a Teodoro... De Torre de Don Miguel a Isacio y a su hermano Marciano, a Filiberto Pilili, a Feliciano, a Félix Solano, a Calixto, a Santi Herrera, a Eugenio Hernández, a Nicasio el hijo del Payenco, al hijo de Constante, y a un batería que le acompañaba... De Payo a Antonio... De Peñaparda a Francisco... De Villasrubias a Antonio el Portugués, a su hermano el Forestal, al hijo del barbero.... De Torrecilla de los Ángeles a los Tarabillos: a Pepe, a Susi, a Aquilino... de Descargamaría a Faustino, a Teodoro, a un hurdano que allí vivía, a Salvador... De Robledillo a Alejo... De Santibáñez el Alto a José, a su hermana, a Federico.... De Villasbuenas de Gata a Julián y a su hermano... De Cilleros a Antonio Obregón, a Faustino, a Antonio, a un batería que se llamaba Rafael... De Hernán Pérez a Domingo, a Primitivo, al Canario Hurdano... De Moraleja a Siso el del Saxo, a Marusa Gutiérrez... De la Moheda de Gata al Mirabeleño... De Villa del Campo a Ricardo, a los chatos Jose y Tino acordeón y bateria... De Pozuelo de Zarzón a Pepe Font y a un batería... De Guijo de Coria a Juanito... De Calzadilla de Coria a Estanis el de Marcelina... De Coria a Julián Solano, al Cano, al hermano de Piro,... De Plasencia  a Félix el de Perales... De Mirabel a David, a Laura, y a un batería.... De Robleda a Antonio... De Navasfrías a Amador... De Aceituna al Chato y al Taxista... De Perales a Félix... De Bélgica a Miguel Ángel....   

 He aquí a los verdaderos divulgadores de la citada Jota, tras lo aprendido en su paso por la academia, de la mano del gran Maestro, “Juanito el de la Torre” todos y cada uno de ellos amenizaron los bailes de sus respectivos pueblos, Domingo tras Domingo, fiestas de guardar y locales, la interpretaban y poco a poco se fue adentrando en el corazón de la gente que con gran regocijo la bailaban.

 Ante tanta diversidad de pueblos, no es de extrañar que más de uno la tomase como propia, no en vano el gran maestro se la dio a cada uno de los múltiples alumnos, y aquí se hace realidad la copla de don Manuel Machado.

“Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.

Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad”.

 Durante décadas, el reguero de músicos de la escuela de "Juanito el de la Torre" mantuvo la jota en auge, los tiempos fueron cambiando y todo se fue apagando, allá por los 70, el sello Tecnogasa, lanzo un Cd. de Gaita y Tamboril en Cáceres, en el que se recogía la citada jota, interpretada por Eloy Jorge Alonso tamborilero de Torrecilla de los Ángeles, ya en la segunda década del siglo XXI, la ha interpretado el gran Javier Cobeña y dicha interpretación dio pie a esta investigación.

Por fortuna a día de hoy, aun quedan testimonios de alumnos de aquella academia, como el de José el “chato” que tras oír la versión del tamboril exclamó que esa jota la tocaba “Juanito el de la Torre” y que en los años 60, se la había enseñado a el y a quienes con el aprendían el arte de la acordeón.

  En mi modesta opinión, sobran motivos y razones para considerar y llamar a esta jota, Jota de "Juanito el de la Torre".

 Juan Camisón, ejerció sin desánimo, el arte del oficio de músico conjugándolo con el cargo de funcionario de la Hermandad de Agricultores y Ganaderos de Torre de Don Miguel, y solo dejó su oficio cuando estuvo convencido que los suyos podían valerse por si mismo.

Cuando en Villa del Campo se cantaba la Jota, la primera estrofa solía ser:

Arriba Cachipurriana, (bis)
que se te ha visto el tomate,
tiralo por la ventana
si se mata que se mate.*

La segunda podía ser:

Te comiste el pimiento(bis)
ahora te pican los labios,
muérete de sentimiento,
como se murió el canario.*

La tercera:

Eres chiquita y bonita (bis)
así como eres te quiero,
lo que tienes de chiquita,
lo tienes de resalero.*


Y podía continuar con cualquier estrofa de la serie de la ventana:

Asómate a la ventana (bis)
echa medio cuerpo fuera,
después saca el otro medio,
                                            veras que torta te pegas.
*(bis) en versión de acordeón.

  

                           Fotografías y datos biográficos tomados con el consentimiento de su autor el escritor Extremeño, hijo del acordeonista Juan Camisón, Juan José Camisón, (JUAN KAM).  www.juanjosecamison.es

                               Madrid 10 de Septiembre de 2021

                                                                                         E. Moreno


   Posdata. Tras la caída de los tradicionales bailes locales de batería y acordeón, en favor de las modernas y ruidosas discotecas, la jota fue cayendo en desuso, hasta casi perderse, tan solo se baila ocasionalmente, en verbenas populares, romerías, o en algún que otro acontecimiento amenizado por tamborileros, o charangas, y casi siempre so lo por mujeres, el echo de que dichos tamborileros o charangas, sean foráneos y desconozcan, las tradiciones locales, no ayuda al mantenimiento de la tradición jotera, todo lo contrario, le hace un flaco favor, ya que en muchas ocasiones puede verse que música y danzantes van por diferentes caminos, en este sentido, el celo profesional de los músicos es más bien corto, ya que como profesionales deberían ser ellos quienes se adaptasen al publico, facilitando la labor al danzante.
De no mejorar este tema, en breve habrá desaparecido la arraigada tradición jotera que albergaba Villa del Campo.