domingo, 24 de marzo de 2019

Las tres Comadres Borrachas

Las Tres Comadres

Estaban las tres comadris
en un barrio toas tres.
Y ajuntandu la merinda
pal día, de San Andres.
La una pusu treinta guevus
para cada una diez,
la otra pusu un jamonillo,
que de arrobas pesa tres.

Así comienza esta versión del viejo romance las “Tres Comadres Borrachas”, que como tal ha sido recientemente cantado y dictado en Villa del Campo. El romance se halla extendido por gran parte de la península ibérica y norte de Marruecos, (Romances Judeo-Españoles de Tánger) con un sin fin de matices locales y comarcales.

Grotesco, burlón, pecaminoso, cualquier adjetivo vale para definir este romance de las comadres glotonas, un tanto sectarias y amantes del buen vino, no resulta difícil ver en el romance, algunos de los pecados capitales, como la gula muy presente en las primeras estrofas del romance, que acompañada con vino suele conducir a otros vicios mayores.

5 (Una lleva treinta huevos:
para cada una, diez.
7  Otra lleva un cochinillo
de dos arrobas o tres.
9  Y otra lleva un boticuero
de vino, para beber).
  
Entre las notas concordantes que mantienen gran numero de versiones, está la de el nombre de una de las comadres llamada Inés, también es repetitivo San Andrés, casi todas sitúan la celebración por San Andrés, santo que en la transmisión oral y apócrifa, junto a su hermano San Pedro aparecen muy relacionados con el preciado liquido del vino.

1  (Estaban las tres comadres
muy juntitas todas tres.
                                               3  Ofrecen sus comilonas
al bendito San Andrés).
De San Andrés se dice que le gustaba tanto el vino, que acudió tarde a la celebración del día de Todos los Santos, y por tal razón fue relegado a celebrar su festividad al último día del mismo mes. De San Pedro cuentan que conociendo Jesús, su predilección por el fruto de la vid, le pregunto que cual era el fruto que más le gustaba, el haría que ese árbol o planta diera dos, San Pedro no eligió la vid, como todos esperaban, si no la higuera, desde entonces la higuera da higos y brevas.

Otras de las coincidencias generalizadas en los diferentes romances son las visiones de las comadres por el efecto del vino, en casi todas como primera mención se menciona un río que corre al revés, en la segunda muy generaliza se habla de paño Francés, (clara alusión a pañuelos franceses muy estampados que podían simular el cielo estrellado) este dato, junto al del origen del vino que en muchos casos es francés hacen pensar que el romance pudo tener su origen en Francia.

13  (Una mira para el cielo
         dice que es paño francés.
15  Otra mira al boticuero,
          dice que es niño sin pies:
17  Y otra mira para el río,
            dice que corre al revés). (1)

(1) La Zarandaina  “Con Licencia Picaresca”
 Manifestaciones Populares Extremeñas. Valeriano Gutiérrez García.

Pero lo más significativo es el castigo que en casi todas las versiones se impone a las comadres por la audacia acometida, que a su vez visto desde la perspectiva medievalista el ejemplarizante castigo que se impone a las mujeres, viene a ser su principal argumento, en gran número de romances el marido de Inés se toma la justicia por su mano, moliendo a palos a las tres.

(Estando en estas razones
llega el marido de Ines.
Palo a una, palo a otra
llevaron palos las tres). (2)
(2) Joaquín Díaz

La versión recogida en Villa del Campo, muestra significativas variantes, no contiene estribillo lo cual demuestra su poco arraigo, ya que este tipo de romances suele incorporar en el estribillo alusiones referentes al municipio, el romance vino, se quedó pero no caló más que en boca de cierto populacho (clase popular baja) muy reducido y algo separado del núcleo de población.
La letra está recogida tal y como es dictada, mantiene las constantes de San Andrés, los treinta huevos, con pequeñas variantes en el resto de comida y bebida, en esta última el vino es de Jerez, respecto a las alucinaciones de las comadres conserva la del río y el pañuelo, pero uno de los puntos más destacables y discrepantes es el castigo que ha de imponerse a las comadres por su acción, aquí no se toma la justicia por su mano, las comadres no son molidas a palos, aquí se cumplen los preceptos, Andrés las coge por las manos y las pone delante de un juez.
En cuanto al castigo, la versión cantada difiere un tanto de la dictada, en esta última, dice que la agarra por la mano, dando a entender que Andrés solo se lleva a su mujer, y seguidamente dice, se las lleva a casa del juez, para que paguen la multa que le sea menester, por lo que los últimos versos podrían quedar compuestos como siguen.
Variante : Y a esu de la madrugada / a llamala vinu Andrés / la agarrado pol la manu / se le lleva a casa el juez / para que pague la multa / que le sea menester.
Ante una posible singularidad o pluralidad del castigo, se opta por la pluralidad, presente en la versión dictada, adaptando la forma de agarrarlas.


Las Tres Comadres Borrachas
Jueves 13 de Marzo 2019
Versión recogida en Villa del Campo por Montaña Alonso Fuentes
Dicta y canta “Avencio”

Estaban las tres comadris
en un barrio toas tres.
Y ajuntandu la merinda
pal día, de San Andres.
La una pusu treinta guevus
para cada una diez,
La otra pusu un jamonillo,
que de arrobas pesa tres.
La otra pusu un jarro e vinu
del buen vinu de jerez.
Y a esu de la media nochi
borrachitas toas tres.
La una mira para el riu
dici que corre al revés,
la otra mira para el cielo
dici que pañuelus ve,
la otra mira para el jarro
dici que vinu no ve.
Y a esu de la madrugada
a llamalas vinu Andrés,
agarras pol la manu
se las lleva a casa el juez,
pa que paguin la multa
que le sea menester.






Sin duda alguna Avencio escucho este romance en versión  castellanizada, allá por los cincuenta del pasado siglo, cuando apenas si contaba veinte añitos, desde entonces la retuvo en su mente y de ella salio un romance genuino, puramente Extremeño y peculiar equiparable a su propia habla, en ello radica la grandeza de la versión que presentamos, tanto el documento sonoro como el dictado, adquieren un valor de incalculable magnitud, y enorme significado, aquí todos conocemos que Avencio no sabe leer, que apenas si salio del Monte Abajo, (dehesa de Villa del Campo que desde siempre tuvo vida propia) su condición de pastor, semi alejado de núcleos de población hace pensar que nunca tubo muchas luces, como otros muchos pastores, Avencio combatió las terribles horas de tedio que produce el solitario pastoreo, cantando un sin fin de canciones, muchas de ellas, arrastradas por el viento volaron a otros destinos, otras enredadas entre jaras, encinas, retamas y malezas del Monte Abajo, esperan que alguien las rescate, ese y no otro es el primordial objetivo de la publicación de este romance, desgraciadamente muchas de esas canciones se encuentran enmarañadas entre esas jaras, encinas y retamas depositarias del terrible alzheimer que borra de la mente los recuerdos, que a cierta edad es lo más hermoso y preciado que se tiene.

Tras lo expuesto no hay duda de que Avencio, aprendió el romance dentro del entorno pastoril, bien a este o al otro lado del Árrago, su vida siempre en ese entorno, es un torrente de historias que lentamente se apagan de su memoria, esto y mucho más se lo debemos a el, ojala que su actual Ángel de la Guarda, pueda hacerle recordar alguna más.
                                                                                                 Emilio Moreno

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