viernes, 19 de diciembre de 2014

Los Aponte Aldana, en la Villa del Campo

Pila bautismal
Hay un lugar en la Iglesia en el que hasta el más valiente, hombre o mujer ha arrancado a llorar o ha hecho algún que otro puchero, me refiero al Baptisterio, hoy día el Baptisterio es un espacio abierto dentro de las Iglesias aunque no siempre fue así, en la antigüedad más remota eran edificios individuales próximos a los templos, más tarde se adosaron a ellos y desde hace unos catorce siglos venia siendo preceptivo que estuvieran dispuestos como capillas dentro de las Iglesias, comúnmente cerradas con verjas y de uso exclusivo para los Bautismos.
El de nuestra Iglesia estaba cerrado por una laboriosa y sólida verja de madera ¡cuántas veces desde los hombros de don Felicísimo he trepado por ella¡ con techo propio y sobre él solían guardarse las andas procesionales de las diferentes imágenes, a finales del siglo pasado con diferentes tinos, se llevaron acabo ciertas reformas en la Iglesia propiciadas por el párroco, entre las más significativas dejar a descubierto la bóveda de crucería y quitar la verja del Baptisterio y mover la pila Bautismal, el primer caso un acierto, el segundo no tanto, retirar la verja no conllevaba ganar espacio en el templo que a todas luces era innecesario, ni era un elemento que estorbara para nada, ya que estaba perfectamente integrado, y con el dinero de retirar la vieja verja y fabricar colocar  otra nueva, habría bastado para restaurar el baptisterio, sí es que estaba deteriorado, tras la colocación de una verja de mediana altura también de madera, el baptisterio quedo un tanto aislado como venia siendo costumbre en las Iglesias desde el siglo VII, pero ya no es lo mismo, (nuevamente nos encontramos ante un caso de capricho o gusto personal sobre el patrimonio local, que a todo costa habría que evitar, párrocos y cargos locales son temporales, el patrimonio es hereditario y es el pueblo quien lo hereda.)
Su granítica pila, de considerables dimensiones  y bien conservada es de trazas románica o tardorománica, exteriormente labrada por continuos y ondulantes gallones de marcado relieve y cubierta con tapa de madera abatible en el centro hacen de ella una hermosa y digna pila bautismal, descansa sobre una inmerecida basa de tosca piedra cuadrada, que en nada se corresponde con la alcurnia de la pila y hace pensar que la pila pudo ser traída de otra parte sin su original pedestal, o bien este se deterioró en los innecesarios movimientos, ya que siguiendo los ondulados gallones, estos deberían tener continuidad de manera inversa sobre un cilíndrico pedestal.

Trescientos treinta y ocho años atrás, dicha pila fue elegida por Fernando Barrantes y Figueroa, natural de Brozas, poseedor del vínculo y fundación del Mayorazgo creado por Pedro Sánchez de Paredes, Alcalde de la Santa Hermandad y cofrade de Sanct Spiritu en Alcántara, y por su esposa María Josefa Hidalgo Peñafiel, natural de Castuera, hija de Martín Hidalgo Gallego, Hijodalgo y Alcalde de Castuera y de María de Chaves, para  que su hijo Pedro Felíx Barrantes y Aldana recibiera en ella los Exorcismos y el Sacramento del Bautismo que fue llevado a cabo el 21 de Junio de 1676, poco se sabe de este Barrantes Aldana bautizado en el Campo. El día 30 de Junio de 1727 contrajo matrimonio en Trujillo con Teresa Marina Pizarro de las Casas y Orellana hija de Jerónimo Pizarro de Carvajal, señor de Alcollarín y de Juana Teresa de las Casas y Orellana, por alguna circunstancia el matrimonio debió disolverse o dado por nulo en vida de ambos, ella volvió a casarse cuatro años más tarde y él falleció siendo clérigo de menores, sin que en la partida de su defunción se hiciera mención a su estado matrimonial.

No fue el único noble que por diversos motivos o circunstancias elegía al Campo, el 10 de Enero de 1630, desde el propio Campo, Antonio de Aponte y Aldana informa al Consejo de Órdenes, que el Campo donde al presente reside, se halla a más de diez leguas de Alcántara, distancia a la que había sido condenado en destierro durante ocho años por el propio Consejo de Órdenes.
Casa Palacio de los Aponte Aldana en Alcántara
Los motivos de tal destierro son recogidos en la causa criminal promovida por Francisco Antonio Arias y otros contra el citado Antonio de Aponte y Aldana y contra su cuñado Diego de Figueroa y Vargas (Diego era hijo de Francisco de Vargas y Figueroa y de María Golfín de la Cerda) en la que el Consejo de Órdenes de manera firme condenó a Antonio de Aponte y Aldana al referido destierro y al pago de 200 ducados de multa, las causas o motivos fueron los palos y heridas que dio Antonio de Aponte a Francisco Antonio Arias Quintanadueñas y las injurias de  Diego de Figueroa a Pedro Arias Quintanadueñas.
(Antonio de Aponte y Aldana era hijo de Diego de Aponte y Aldana, natural de Alcántara, Alcalde de la fortaleza de Segura de León, y de María de Zúñiga y Reynoso,)
Por tales motivos desde el día 1 de Enero de 1630 Antonio de Aponte y Aldana residía en el Campo, lugar donde cumplió su destierro. El 15 de Febrero de 1632, su padre hizo testamento en el que entre otras cosas indicaba que al pertenecerle un oficio de Regidor Perpetuo de Alcántara y sus  hijos eran menores de 25 años deseaba que dicho titulo lo ejerciera su sobrino Rodrigo de Neyra y Carvajal, unos días mas tarde muere el padre y el 23 de Abril recibe el pésame del obispo de Badajoz y espera que por este motivo él pueda influir el para que se le alce el destierro.

No debió influir mucho el señor obispo porque el 13 de Marzo de 1636, Antonio de Aponte y Aldana seguía en el Campo, y desde el otorga poder a Francisco Guillen, vecino de Alcántara para cobrar las cantidades que se le adeudan como hijo y heredero de Diego de Aponte y Aldana y de Maria de Zúñiga y Reinoso ya difuntos y confiesa ser mayor de 25 años.
También desde el Campo el 3 de Junio de 1637 Antonio de Aponte ajusta cuentas con su cuñado y este le abona la diferencia y recibe carta de pago.
A partir de esa fecha a Antonio de Aponte y Aldana le quedan seis meses de destierro y tras ellos volverá a Alcántara.

Puede parecer extraño que un joven de unos veinte años, hijo de familia noble y arraigada en Alcántara quinto heredero del mayorazgo Aponte Aldana, elija un lugar como el Campo para cumplir un destierro de ocho años al que ha sido condenado, la razón a la estancia en el Campo, así como al anterior Bautismo es simple y la encontramos en un documento redactado en la Villa del Campo el 5 de Septiembre de 1630, en el que el Licenciado Fray Francisco de Aponte Aldana, (en algunos documentos aparece con el apellido materno Ovando) Prior de Santibáñez, otorga un poder a favor de su hermano Diego de Aponte Aldana, para hacer un asiento en la villa de Valencia de Alcántara. (Como ya se ha dicho Diego era el padre del desterrado y por tanto el desterrado Antonio de Aponte era sobrino del Prior, dado que los cambios del Priorato se hacían el día 1 de Enero, el Prior Francisco de Aponte Aldana ya residía en el Campo cuando comenzó el citado destierro.)

Fray Francisco de Aponte y Aldana era hijo de Frenando de Aponte y Aldana y de Catalina de Ovando Mogollón. En 1616 aparece como novicio en el convento de San Benito de Alcántara, donde por su condición de religioso firma una escritura de renuncia a sus legitimas, paternas y maternas a favor de su hermano Diego, padre de Antonio de Aponte y Aldana.
El 12 de Enero de 1625, encontramos a Fray Francisco de Aponte como rector de San Vicente de Alcántara reconociendo que su hermano Diego le da 2800 reales para hacer una tapada en la fuente de las Herrerías, término de Valencia de Alcántara y próximo a San Vicente.
No se conocen datos de la llegada de Fray Francisco de Aponte Aldana al Campo, pero como ya se ha dicho al menos desde 1630 residía en el Campo.

El resto ya es conocido, tras la sentencia del Consejo de Ordenes en 1629 Antonio de Aponte elige el Campo como lugar para cumplir su destierro por que allí ejerce su tío como prior, y con él pasa los ocho años de destierro.
El 27 de Marzo de 1640,  fecha en la que Antonio de Aponte y Aldana ya estaba establecido en Alcántara de la que era Regidor perpetuo, recibe en ella un poder otorgado por el licenciado Fray Francisco de Aponte y Aldana, religioso de la Orden de Alcántara y Prior de Santibáñez, en el que este da poder a su sobrino Antonio de Aponte y Aldana para que pueda obligarle hasta 500 ducados.
La estancia del prior Francisco de Aponte y Aldana en el Campo debió ser muy larga, y dividida en dos mandatos, como ya se indicó en la entrada de Villa del Campo en la Guerra de Restauración Portuguesa el Concejo del Campo suplica y reclama al obispo de Coria para que interceda ante el Consejo de Ordenes a fin de que vuelva al Campo el Prior Diego de Neira Trillo, dicho prior había sido destinado al colegio Universitario Alcantarino de Salamanca, desde el propio Campo, esto sucedía el 26 de Julio de 1650, se ignora si la intercesión del obispo hecha cuatro días más tarde, tuvo efectos positivos, o sí en ese tiempo volvió Francisco de Aponte Aldana, lo cierto es que el 25 de Junio de 1670, el Prior del Campo, Aponte Aldana, (esta vez figura como prior del Campo, no de Santibáñez) reclama desde el Campo a su sobrino Antonio de Aponte y Aldana, Regidor perpetuo de Alcántara el impago de unas cantidades, tras entrometer ganado en el monte de la villa (uno de los motivos del traslado de los priores de Santibáñez al Campo, fue porque estos tenían aquí su hacienda que no debía ser poca y sobre la hacienda de los priores viene a colación la transmisión oral, expresada en este caso por Antonio Pariente “Pelliquero” en la que indica que los frailes habían vendido la dehesa para hacer la Iglesia, algo poco verosímil para la creación, si para la posterior restauración del siglo XVIII) y sobre el precio de lampreas y sábalos.


Y el 21 de Junio de 1676,  se produjo el Bautismo del Barrantes Aldana que sin duda Bautizaría el citado Prior Aponte Aldana.

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