Generalmente en las pequeñas localidades, las Iglesias suelen ser el
edificio más emblemático, sus torres o campanarios se alzan majestuosas al
cielo sin la menor competencia y por muy rudimentarias que sean suelen tener
detalles característicos que en algunos casos representan el sello o la firma
del artista o maestro cantero.
Su desigual acabado,
deja entrever que las trazas originales, contaban con un ambicioso proyecto,
patente en sus dimensiones, con amago de cruz griega, que podría deberse a la
necesidad de ampliar los contrafuertes del arco central que soporta la pared
del nivel alto de la iglesia no incluido en el inicial proyecto, justificando
con ello el motivo por el que una parte de la torre queda dentro del paño
central del templo, los diferentes niveles de bóveda, dejan claro la escasez de
medios con que debió contar en las etapas de su construcción, sin que pueda
saberse sí originalmente era así o se debe a posteriores intervenciones.
El día 9 de Enero de 1716, se produce la visita del obispo
de Coria Don Luis Salcedo y Azcona, que se hallaba realizando un inventario
artístico de las Iglesias de su diócesis,
la Iglesia no salio muy bien parada de la citada
visita y siembra dudas de si era tal como la conocemos. Dice el citado obispo
en su informe que tan sólo la bóveda de la capilla mayor es de piedra y que el cuerpo de
la Iglesia es muy bajo,
desigual y con techo de madera, prosigue el obispo que ya todo es inútil porque
la capilla mayor se viene abajo a toda prisa, y que por tal motivo se había
trasladado el Santísimo a otro altar y que aún allí había riesgo e indecencia,
no había retablo aparente ni cosa apreciable, por tales motivos ordena que se
saque y traslade el Santísimo de
la
Iglesia a la ermita de San Blas y que se trate de reedificar
a costa de los obligados.
De lo expuesto por el
señor obispo cabría pensar que la bóveda
de crucería no es la original, aunque dicha bóveda pudo ser reparada ya que se
asemeja a las de otras iglesias Alcantarinas de
la Sierra de Gata, y se deduce
que la parte central del templo tenia techumbre de madera, ya que es la parte
más propicia para según el obispo albergar el indecente altar donde trasladaron
el Santísimo.
Dado el estado calamitoso que presenta el obispo, se entiende
que a raíz de dicha visita, la
Iglesia fue restaurada, quedando básicamente tal como la
conocemos, tras dicha restauración se crean los espléndidos retablos que la
adornan, y con ellos tal vez cambiara la advocación de Santa María la Antigua por la Asunción de Nuestra
Señora.
Dentro de sus principales características se encuentra el
suelo, los retablos con sus altares Alcantarinos, el doble sepulcro de finales
del siglo XVI y la torre o campanario.
El Suelo
El pavimento o suelo es
una de las partes que menos destaca en los pequeños templos, por lo general
suelen estar repletos de bancos
(asientos) que impiden verlo en su conjunto, el que nos ocupa es íntegramente de granito y las sepulturas alineadas al milímetro, ocupan toda la superficie posible del templo, cada sepultura esta compuesta por tres piezas rectangulares, la central de mayor dimensión que la superior e inferior y con orificio en el centro que facilitaba el alzamiento, dichas
piezas están contorneadas por otras de remate triangular que encajan entre sí
dando separación a las tumbas y formando un esplendido suelo.
Mayoritariamente
las Iglesias suelen tener suelos dispares sin demasiada consonancia debido a
los diferentes privilegios que concedían a personajes pudientes para sus
significativos enterramientos, a diferencia de ellas, aquí se respetó el
conjunto de las tumbas y ningún enterramiento ocupó más espacio que otro, ni
llevó inscripción alguna, cumpliendo su función desde la creación hasta bien
entrado el siglo XIX,
(la primera referencia al cementerio la hace Madoz en su
diccionario, en los anteriores interrogatorios, incluidos los primeros del
citado siglo, se indica que no tiene ni es necesario) llegando
intacto desde su creación a nuestros días, por consiguiente en su conjunto, es
uno de los más valiosos de cuantos existen y no son pocos, el modelo debió
estar muy extendido por toda la geografía hispana, a vuela pluma se han
encontrado restos de suelo de idéntico calado en lugares tan dispares como las
catedrales de Santa María de Tuy
(Pontevedra) y en la de Santa María de
la Asunción del Burgos de
Osma
(Soria).
El sepulcro de Pedro de Campos y
Gonzalo de Valdivieso
Resulta incomprensible que en su inventario, el obispo
Salcedo Azcona, no haga mención a este enterramiento, la visita al Campo se
realiza casi al final del periplo por
las diferentes parroquias del obispado, y es obvio porque no hay otro en toda
la diócesis, que el obispo viera algo semejante, bien por olvido o porque el
calamitoso estado de la
Iglesia pudo disgustar al señor obispo, lo cierto es que el
enterramiento no aparece en el inventario, las consecuencias fueron y siguen
siendo nefastas, la no inclusión supuso quedarse fuera de los cauces
documentales de la diócesis Cauriense quedando relegado al olvido y la total
indiferencia diocesana, local y regional, y sin que nadie moviera un dedo a su
favor, trescientos años más tarde el panorama sigue siendo el mismo, la falta de
información actual es tal que en el año 2012, a la hora de hacer un Master sobre
monumentos funerarios en la diócesis de Coria-Cáceres, María José García Pérez (natural de
Aceituna) tuvo que recurrir al blogs para citar fuentes.
Indica María en su gran trabajo aún no publicado, del cual
se cuenta con la debida autorización para su difusión, que este magnifico
arcosolio se encuentra en el muro del evangelio, entre la sacristía y el
púlpito y que es un monumento poco conocido y apenas citado en catálogos e
inventarios artísticos. (María no debió verlo, pero se tienen datos de un informe
hecho por el Prior Josef de Sotomayor para el Interrogatorio del Geógrafo Tomás
López, realizado en 1793 y que supuso que el Campo apareciera en casi todos los
mapas de dicho autor y posteriormente en los de sus sucesores, del cual se
informa más abajo.)
Prosigue que los documentos dan poca importancia a este
túmulo por lo que han recurrido a fuentes didácticas para obtener alguna reseña
de la tumba, continua Maria que se obtuvo merced a un privilegio obtenido por
el caballero Pedro de Campos, (no existen datos que Pedro de Campos fuera caballero,
tuviera algún titulo o escudo heráldico) hijo de Lucas Izquierdo y
de Maria Halcón……….
Continua María que la tumba esta realizada íntegramente en
granito, de estilo renacentista, apreciable tanto en la sobriedad de los
parámetros como en los adustos semblantes de los yacentes, aunque puede verse
una cierta herencia bajo medieval en el conjunto de la obra y aspectos
puntuales como la calavera o los ropajes de los difuntos.
El enterramiento corresponde a los últimos años del siglo
XVI (1593). Tipológicamente es un sepulcro mural bajo arcosolio con doble
representación figurada en posición yacente, ambos reposan serenamente
orientados hacia el Altar Mayor. La parte arquitectónica se forma a partir de
un enorme arco de medio punto bajo el que se instala la urna funeraria. Sobre
su superficie trapezoidal, reposan las dos estatuas. El dintel está formado por
dos arquitrabes superpuestos que separan el arca del bajo cuerpo, en el que se
representa una calavera adherida a una ménsula que simula ejercer como soporte
del conjunto superior. El frente lo compone un rectángulo con alero saliente
sobre el que descansa la citada plataforma para los difuntos.
Las figuras están
labradas a una escala inferior al natural, ambas miden sobre un metro y veinte
centímetros, la figura yaciente de Pedro de Campos esta en primer plano. Su
rostro presenta facciones duras, pómulos marcados, ojos entreabiertos, rizos en
el pelo y barba acentúan el carácter escultórico de la efigie.
La indumentaria y atributos del caballero son sencillas y
sin mucho virtuosismo técnico. La figura no porta armadura, pero sí elementos
propios de su condición de caballero, tales como guardabrazo, hombreras o
guantes. También lleva cota de mallas orlada con motivos decorativos. Sobre el
pecho sujeta una enorme espada que le llega hasta los pies, agarrando con una
mano la empuñadura y con la otra el acero. Unas calzas cubren las piernas hasta
los pies y su cabeza reposa sobre dos almohadones.
La figura de Frey Gonzalo de Valdivieso es más sobria y
difícil de analizar, pues se oculta tras la anterior en el fondo del nicho. Su
cabeza descansa también sobre almohadones. Viste hábito que le cubre
totalmente, ceñido por fino cordón a la cintura. El rostro, también con barba
refleja más tranquilidad que el de su servidor. Lleva un misal o libro de
oraciones entre las manos, y cubre su cabeza con un sencillo bonete, costumbre
habitual en la época y de escaso lujo, otros elementos iconográficos son la ya
aludida calavera granítica que simboliza el final que aguarda a los mortales, y
el emblema heráldico de Pedro de Campos labrado sobre la clave del arco.
Es un escudo cuatripartito de enorme detallismo, en los
cuarteles 1 y 4 torreones sobre mar procelosa, rodeados por ocho pequeñas
cruces de Santiago en cada escaque y en los 2 y 3 cinco sencillas flores
divididas por bandas transversales, dos arriba y tres abajo en cada escaque.
(Como ya se ha dicho, no hay datos ni rasgos de nobleza en
Pedro de Campos, ni de que fuera servidor de Valdivieso, Pedro era hijo de
Lucas Izquierdo y María Halcón, al embarcar rumbo a la isla La Española, Haití,
Republica Dominicana el día 8 de
Julio de 1551, lo hace como Pedro de Campo tomando como apellido el de su
pueblo natal que en aquella época se denominaba El Campo. Y ante la escasez de
datos se describe lo expuesto por el citado Sotomayor a petición del geógrafo
Tomás López en su interrogatorio.
A los interrogados entre otras cosas se les pedían datos de las distancias a las localidades de su
contorno y si en ellos había alguna inscripción, escudos etc. etc.
Como
prior del Campo, el Alcantarino Sotomayor indica que en la Iglesia del Campo hay una
inscripción sepulcral de muy buena construcción, sobre la cual está una urna de
piedra introducida en el intermedio de un arco, en ella se hallan depositados
los huesos de un cadáver, conducido desde Sevilla, en donde falleció el sujeto
que mandó se depositaran en esta parroquia, mandó también que en la misma urna
y unidos con los suyos se depositasen los del prior que en aquel tiempo residía
en esta Villa, este sujeto dejó en su ultima voluntad una capellanía y otras
donaciones, mandas y legados que constan de su testamento y codicilo, todo lo
cual se cumplió con el remate de sus bienes que eran muchos y adquiridos en
América y reino del Perú, aunque su origen fue de esta Villa.
Sobre el arco del sepulcro hay un solidó escudo sin morrión
ni otro atributo, con cuatro cuarteles, en los dos más altos un castillo a la
izquierda y a la derecha una faja y las dos de debajo de igual demostración,
opuesta una a la otra, los castillos están adornados con 8 cruces de Alcántara
cada uno y las fajas con esta en medio).
Vistas la definición del escudo y motivos del enterramiento
que el Prior Sotomayor declara bajo juramento o su condición de párroco y tras
un seguimiento a las diferentes variantes de los escudos heráldicos de los
Valdiviesos, y comprobadas las similitudes que dichos escudos tienen con el
aquí citado, se reafirma la opinión mostrada en otras ocasiones que el escudo
del enterramiento pertenece a Frey Gonzalo de Valdivieso, Caballero del Orden
de Alcántara, prior de esta Iglesia, en su momento subprior del convento de San
Benito de Alcántara y capellán de su Majestad el Emperador Carlos V.
En cuanto a la
trascripción del frente sepulcral, por razones obvias se reflejan la del Prior
Sotomayor que data de 1793 y por consiguiente la escritura era más
visible.
La Torre o Campanario
A diferencia del resto
de
la Iglesia,
la Torre es el único
elemento que se salva en la mencionada visita del obispo, dice el señor obispo
que tiene buena torre, moderna de piedra,
(la sucinta frase es todo un halago) el
calificativo de moderna indica que no fue construida al mismo tiempo que
la Iglesia, o bien que en
parte es posterior, razones no le faltan, en ella hay rasgos y elementos, más
propios de la arquitectura renacentista que de la gótica tardía, su ubicación
alejada del testero y el hecho de que parte de ella está incrustada en el
templo la sitúan en el mismo tiempo, por lo que algún tramo formaría parte de
las trazas iniciales,
(nótese que el primer cuerpo es de mampostería y el resto de
cantería) y aunque generalmente las iglesias iniciadas en aquella
época de bonanza económica y demográfica están inconclusas y que debido a la
falta de recursos o planes ambiciosos para pueblos modestos, sufrieron
constantes interrupciones, al reiniciarse las obras siguieron las mismas trazas
iniciales con ligeras modificaciones, otro argumento a tener en cuenta es el
antiguo esquilón ubicado en el centro de
la Iglesia, bien pudo hacer las veces de campana a
falta de estas.
Sí a todo ello añadimos
la casi nula similitud con las torres construidas por Sancho Ortiz
(Maestro cantero a
quien se le atribuye la
Iglesia) nos lleva a que la torre tal y como la
vemos, es algo posterior a
la
Iglesia.
De no ser así estaríamos ante el campanario más majestuoso construido
por el citado Maestro cantero.
La torre o campanario es de planta cuadrangular, formada por
tres cuerpos, el primero de mampostería con sillares de granito en las esquinas
y el resto de granito aparejado a soga y tizón en las esquinas y a tizón en el
resto, en la cara sur tiene tres pequeñas ventanas a modo de saeteras, dos en
el primer tramo y una en el segundo que proporcionan luz a buena parte de la
escalera, se asciende a las campanas por una artesanal y sólida escalera de
caracol labrada en granito, dicha
escalera finaliza en una espaciosa caja de resonancia a cuya altura sobresale
un voladizo que adorna la torre y sobre el en el centro de cada cara se
asientan cuatro grandes arcos de medio punto que albergan dos campanas,
llamadas la campana chica y la campana grande o gorda, la chica orientada a
poniente y como mandan los cánones, se halla colgada a una altura superior que
la gorda,
(Donato Zajarrón)
que a su vez aíslan el bronce y refuerzan el sonido que es expandido de la
estancia por la curva de la bóveda realimentado por su propio eco, sobre las
esquinas de la cornisa se alzan cuatro bolas del mundo graníticas y una cúpula
de linterna con cruz y veleta coronan la torre o campanario.
Debido a que los sonidos agudos no se expanden de igual modo y así poder
llegar más lejos y la grande o gorda de sonido más grave se expande de igual
modo en todas las direcciones, por igual motivo el antepecho o quitamiedos de
la chica es más alto y solidó que el de la grande, para darle una mayor
acústica, por el mismo criterio, los arcos o ventanales del norte y levante se hallaban
tapiados hasta media altura el del norte y casi todo el de levante, así
permanecieron hasta que recientes restauraciones los rebajaron creyendo que
hacían una obra de arte, en lo sucesivo se debería cuidar más de estas y otras
actuaciones con el fin de evitar males mayores, las campanas tienen sus correspondientes
cabezas de madera, ambas obras del gran carpintero Donato Alcalá,
Puerta Occidental
Mención aparte merece la
puerta occidental o trasera, como suele llamarse, la puerta en sí carece de
grandes atractivos y dudo que tanto Campusas como Campusos supieran describirla
sin estar delante de ella, nada extraño ya que su valor no reside en las
molduras sino en lo que oculta, por lo general las puertas occidentales suelen
ser las principales de los templos cristianos son de mayor envergadura que las
laterales y suelen abrirse en los actos más solemnes, en nuestro caso debido a
las circunstancias de su ubicación casi siempre ha estado en desuso, a menudo
se comenta que por motivos tradicionales las principales puertas de los templos
miran a poniente, no es la puerta la que marca la orientación, sino su parte
opuesta, es el testero donde se ubica el sagrario quien marca la orientación o
señalización al levante y por consiguiente la puerta principal ha de mirar a
poniente, como ya se ha dicho la puerta carece de llamativos adornos y su
composición es humilde, sin embargo alguien ha dejado en ella una profunda huella,
en torno a mediados del siglo XVI, A. Navarreño Mateo y Sánchez Lomba sitúan al
vizcaíno Sancho Ortiz como maestro de obra y con menor categoría a su hermano
Juan Ortiz, trabajando en la
Iglesia de Villa del Campo y continua como tal hasta su
muerte en 1562, evidentemente Sancho Ortiz no pudo acabar la Iglesia del Campo, pero
hay constancia de que las obras acometidas por Sancho Ortiz se terminaron por
su equipo con su mujer al frente, razón por la que las obras le son atribuidas.
La puerta trasera de
nuestra iglesia es un modesto arco de medio punto compuesto por ocho dovelas con sus correspondientes impostas y demás
elementos necesarios para mantener en pie el arco, su perímetro interior,
intradós, impostas y estribos se hallan labrados simulando un arco con
capiteles, fustes, basas y pedestal de modestas molduras, dando un leve toque
de modernidad y sencillez renacentista, dejando atrás el gótico tardío, que
caracteriza a innumerables Iglesias Extremeñas, a su vez el citado arco ejerce
como marco de la puerta, aunque no es aquí donde radica su singularidad, sino
por estar compuesta de un numero par de dovelas, razón por la que el arco en
lugar de cerrarse con una clave que hace que la fuerza se distribuya hacia los
estribos, lo hace con junta de doble dovela o dovela doble, la falta de la
necesaria clave la compensa con una falsa ménsula y otras dos laterales, (las ménsulas que
soportan la tribuna son interiores y se hallan a un nivel inferior que la parte
interior de las dovelas) y a su vez
la fuerza se distribuye mediante un sillar encima de la falsa ménsula y una
ventana sobre el citado sillar.
A todas luces un complicado mecanismo evitable con la
añadidura de una dovela clave como en la inmensa mayoría de los arcos, salvo
que el autor tuviera motivos para tan complejo entramado, y a fe que lo tenía.
No es el único arco con un número par de dovelas proyectado
por el vizcaíno Sancho Ortiz, en lugar de los clásicos de números impares, en
la puerta norte
(hoy
tapiada) y sur de
la
Iglesia las arquivoltas se alternan con números pares e
impares de dovelas y no solo aquí, en Piedras Albas, donde Sancho Ortiz tuvo
idénticos problemas con el desigual acabado de
la Iglesia, hay al menos dos
puertas con número par de dovelas, razón por la que es más que probable sean su
firma o señas de identidad.