Aunque en sí estén llenos de excepciones, las copias o
traslados de documentos a menudo se han visto manipulados, acortando o
añadiendo lo que más convenía o interesaba a sus beneficiarios, bien por
deterioro, catástrofes, saqueos o incendios en algunos casos sospechosamente provocados,
se perdieron valiosos originales que al ser rehechos dejaban a los interesados
suculentos beneficios por contenidos que no figuraban en los originales.
Cuando no, tras las mencionadas circunstancias o cualquier
otra, se inventaban falsos privilegios basados en la lógica de que pudieron
haber existido.
En otros, por el paso
del tiempo, el poco rigor o desconocimiento peculiar de lo tratado, los
copistas cometían pequeños errores, capaces de causar daños significativos.
Entre estos últimos, se encuentra uno sobre el deslinde de
Galisteo, encuadrado en el de las cinco villas que recibió Fernando de la Cerda en 1268.
El documento en sí es manejado por infinidad de prestigiosos
historiadores, fue trasladado por el escribano del Ayuntamiento de Galisteo el
17 de Diciembre de 1594 y goza de cierta popularidad por haber sido insertado
en las ordenanzas de la villa de Galisteo, a su vez el citado traslado procedía
de otro sacado en 1335. Como es sabido, Pozuelo abandonó la encomienda de san
Juan de Mascoras, (Orden de Alcántara) y se anexiono al señorío de Galisteo, el
propio deslinde deja claro, que Pozuelo no pertenecía al señorío, en la parte
norte, indica que Galisteo dividía sus términos con Pozuelo, Villanueva y Santa
Cruz, algo que realmente era imposible, el propio Pozuelo y Santa Cruz se interponían
entre Villanueva y Galisteo.
En este caso la alteración no contribuyo a bienes ni ganancias
territoriales ni de otra índole, pero no siempre fue así, no muy lejos quedaba
el pleito del Zanco en el que interpretaciones y dudosos traslados nos privaron
de un cuantioso y fértil terreno que en aquellos tiempos daba exquisitos dividendos.
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