


El desgaste físico obliga a reponer fuerzas con una reparadora y suculenta cena en casa de Ángel, (buen anfitrión para tan excelentes comensales) tras la cena y contradiciendo el dicho de “al baile, al baile, que la barriga vacía no la ve nadie” en el propio recinto prosiguió la velada con baile, para la ocasión se contó con un hombre orquesta que causó el delirio de los asistentes, y a la tenue luz de las estrellas, finalizó la velada cuando estas ya languidecían.
Todo un gran acontecimiento, surgido de un simple pretexto.
Moraleja, cualquier motivo es bueno para organizar una fiesta.
Ajenos a los cerebrales, durante las celebraciones se oyó que eran los quintos ricos, nada más lejos de la realidad, un simple repaso al álbum fotográfico, revela que entre los asistentes había gente de distintas capas sociales.
Álbum FotográficoMoraleja, cualquier motivo es bueno para organizar una fiesta.
Ajenos a los cerebrales, durante las celebraciones se oyó que eran los quintos ricos, nada más lejos de la realidad, un simple repaso al álbum fotográfico, revela que entre los asistentes había gente de distintas capas sociales.
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