Según noticias no tan lejanas de transmisión oral, al igual que en otros sitios, el día de la solemnidad del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo) o Corpus Domini (Cuerpo del Señor) en las olorosas y alfombradas calles, de Villa del Campo, repletas de artesanales prendas, que adornaban balcones, ventanas, puertas y callejas, se celebraba una multitudinaria procesión tras la misa mayor, (la hostia consagrada que se introduce en la custodia, es consagrada durante la celebración de la misa, tras la celebración el sacerdote la coloca en una pequeña pieza acristalada, denominada viril o luneto y la aloja en la custodia) algunos feligreses permanecían en sus puertas y en respetuoso signo de adoración, tras hincar la rodilla en tierra al paso del Santísimo se unían a la procesión, en el fervoroso recorrido, no faltaba un gran numero de improvisados y resplandecientes altares, en los que se ensalzaba, adoraba y reverenciaba, de manera sustancial y real, la presencia de Cristo en el Sacramento de la Eucaristía, los cánticos de alabanza y las campanas, incesantes pregoneras que acompañaban todo el recorrido, lo invadían todo, (la Iglesia eligió como pregonera la campana, esquilas y esquilones, razón por las que estas tenían un lenguaje especifico dentro del Rito Romano, que avisaban o anunciaban los momentos más importantes de las celebraciones) sobre los alteres (también llamados estaciones) reposaba brevemente la custodia, y al ser tomada de nuevo con el paño de hombros, al aroma del tomillo y las flores que adornaban los altares, se unía el incienso quemado en su honor, mientras seguían los cánticos de alabanza y el continuo tintineo de la esquila pregonaba a la arrodillada feligresía congregada, que se estaba impartiendo la solemne bendición Eucarística a todo el pueblo.
Como
puede verse no eran pocos los alicientes que se congregaban en tan ceremoniosa
procesión, que desde sus inicios fue considerada como procesión del pueblo, a
todo ello se unía la sublime presencia de los Santos de su Iglesia que también
procesionaban todos juntos, dando una brillantez añadida a la ya solemne
procesión.
Es obvio que el ritual que incluía a los Santos, en la procesión de tan
señalado día ya no se hace, sin que haya aparente constancia de los motivos por
los que dejo de hacerse, aparentemente no hay nada que lo impida ya que de
hecho, en algunas ciudades se sigue sacando a ciertos Santos locales que
procesionan delante de la Custodia que trasporta al Santísimo Sacramento. Si el
Corpus Christi viene a conmemorar y exaltar la Eucaristía, instituida por
Cristo el Jueves Santo, y el pueblo rinde públicamente fervoroso testimonio de
fe, acompañando y entonando específicos himnos alusivos, como el “Pange Lingua”
ante la presencia real de Cristo en el pan y el vino, nada mejor que la
presencia de sus Santos en tan solemne exaltación.
Se
desconoce si salían todas las imágenes, o por el contrario algunas de las
distintas advocaciones de la Virgen Maria existentes en aquella época, no
procesionaban, parece claro que una pequeña imagen del niño Jesús, propiedad de
tía Juana Pariente, que solía estar en el antiguo altar del Corazón de Jesús, y
que era utilizado en la antigua procesión del encuentro, también salía en esta
del Corpus, tampoco se sabe el orden en el que salían dichos Santos, sin duda tras
José y María, el más cercano a Jesús es el Santo Patrón local, San Bartolomé
que estuvo presente en la Ultima Cena y por tanto en la institución Eucarística,
sin olvidar a los influyentes Santos muy presentes en los altares de las
Iglesias Alcantarinas, como San Francisco y San Antonio.
En algunas localidades era o es costumbre, el desfile de personajes Bíblicos en la citada procesión, entre ellos los apóstoles, así como los miembros de los diferentes gremios locales, por tanto ante la falta de gremios, no seria extraño que en alguna ocasión desfilaran los miembros de la cofradía de la Vera Cruz que ejercían de Apóstoles el Jueves Santo.
E. Moreno
Madrid 15
de Mayo 2024