La foto en sí es una preciosidad. Amén de las individuales que en ella aparecen, una verdadera joya valorando las pasibilidades y recursos de la época, toda una generación de campusas que desde niñas dieron el todo por el todo, tanto en las labores domesticas como en las agrarias del campo.
Llegado el caso emigraron integrándose plenamente al lugar y sus costumbres si perder sus raíces y señas de identidad. Hoy tras cuidar a sus padres, trabajar, atender sus hogares y dar a sus hijos lo que ellas no tuvieron, cuidan de sus nietos si cave con mayor esmero.
Como esta hay otras muchas perlas ocultas en cajones por miedo a compartirlas, vistas desde la distancia, o bajo el prisma colectivo carece de sentido el clásico ¡Hay que pinta tengo!
En algunos lugares hacen concursos que animan a desempolvar los viejos recuerdos. Sin ellos hemos reunido buenas colecciones, como Puertas y Dinteles, Pozos y Lagunas, la Iglesia desde todos los ángulos y la maravillosa Laguna de Abajo.
Aun así nos hacemos una pregunta ¿Cuántas fotos parecidas a esta guardara el cajón de nuestra entrañable Doña Amalia?
Entre tanto vaya desde aquí el agradecimiento a quien la ha facilitado y a Doña Amalia, Angelita, Aurora, Catalina, Concha, Eufemia, Eulalia, Felisa, Felicidad, Felipa, Felisa, Florina, Irene, Luisa, Mari, Margarita, Marisol, Mari, Mena, Nana, Petra, Ricarda, Rogelia, Teresa, Tina y Tista, por los gratos momentos que nos traen su recuerdo.
A Doña AMALIA
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